La Plaza de Armas no brilló por su historia ni por su arquitectura, sino por el dolor de 400 velas encendidas y 400 pares de zapatos vacíos. Un símbolo que pesa más que cualquier discurso: el vacío de quienes ya no están.

Los colectivos de búsqueda alzaron la voz en Querétaro, exigiendo justicia ante la crisis de violencia y desapariciones que azota al país. La reciente revelación de un campo de exterminio en Jalisco solo confirmó lo que muchos ya sabían: México es una gran fosa sin respuestas.

Aquí también hay familias que buscan. Aquí también hay madres que no descansan. Querétaro no es ajeno a la tragedia. Y mientras el gobierno administra cifras, la sociedad sigue contando ausencias.