
En las colonias colinas del Cimatario y Plazas del Sol, en Querétaro, la molestia de los vecinos ha tomado vuelo. Una parvada de pájaros que antes migraba por temporadas ha convertido los árboles de los camellones en su residencia fija, generando un problema que huele y se siente. Las quejas no se han hecho esperar: el excremento acumulado en el pavimento no solo despide un olor insoportable sino que, con las lluvias, lo vuelve resbaladizo y peligroso para peatones y conductores.
“Ya no podemos abrir las ventanas, el olor es insoportable”, aseguran los residentes, quienes además reportan problemas de salud derivados de la contaminación y la presencia de aves muertas. Lo más indignante, dicen, es la indiferencia de las autoridades municipales que, a pesar de las denuncias, parecen mirar hacia otro lado.
Los afectados piden al municipio de Querétaro una intervención urgente que incluya la limpieza de la zona y medidas efectivas para controlar la plaga. Mientras tanto, los habitantes de estas colonias siguen esperando una respuesta concreta, con la incertidumbre de si las aves son el único problema que ha decidido quedarse para siempre.